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5-6 y entrégalo a los administradores de la construcción, para que puedan contratar carpinteros y albañiles para reparar el templo del Señor, y compren madera y piedras para las reparaciones. Los administradores de la construcción no tienen que dar cuenta del dinero, porque son hombres honrados».

Un día, el sumo sacerdote Jilquías fue a ver al secretario Safán, y le dijo: «¡He encontrado, en el templo del Señor, un rollo que contiene la ley del Señor!». Y le entregó el rollo a Safán para que lo leyera.

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